iNTRO

Este blog no es un diario, paginas a rellenar en lo que hago en mis días.
Nuestra vida no es más que millones de versos ya vividos, aventuras,
historias de idas y venidas, lagrimas y alegrías inesperadas.
Una vez vividos... nos disponemos a recordarlos,
a veces al escribir un texto en un rato,otras veces de por vida.
Aquí encontrarás lo que no buscas,
la historia más simple te hará recapacitar,
la más tonta se te hará familiar, la más mal sonante te aliviará en un mal día...
Nada de lo que se escribe aquí se refiere a mi,
a la vez sus frases soy yo en su totalidad.
Sin dedicaciones al final de cada texto, de cada canción muda,
como yo las llamo, cada uno tiene su sitio,
en las que me incluyo a mi mismo al pasearme por estas historias...
Quien me conoce sabe el por que de esto,
el desahogo de años acumulando documentos en el ordenador
y perdiendo tantas cosas entre formateo y formateo...
No pretendo que le guste a nadie, no pretendo nada perfecto,
solo un rocío de letras que lanzadas al aire hablen de muchos de los que paséis por aquí,
o de aquello que fue y no queremos olvidar...
Por eso seria muy gratificante que al menos una de estas historias te llegue,
la interpretes, la hagas tuya y por que no,
que te emocione (nunca viene mal esto de depurar por muy deprimente que suene...).
Espero que encuentres algo aquí que cuando salgas te haya hecho pensar
en algo que quizás ya habías olvidado,
aquellos versos una vez vividos. Jose Martín.

domingo, 20 de marzo de 2011

Cambios en la vida


Sentimos desde ese primer golpe que nos dan y nos entrecorta el aire, ese que acabamos de cambiar por el agua que nos ha estado dando vida durante meses, ese que ahora, una vez fuera nos mataría ya.
Gran cambio este de ser una especie de ser acuático sin branquias y convertirnos en mamífero que no entiende el cambio, su nuevo cambio climático… Cambio al que estamos predestinados, con cifras, fecha y apellidos.

Con todo eso, a lo largo de la vida nos deberemos de seguir enfrentando a cambios y a diferencia del gran cambio inicial, ante estos posteriores seremos conscientes y nos dolerán, como todo en esta vida que a menudo duele si no tienes caparazón y tu metamorfosis se paró, dejándote aun en tortuga de estanque que ante problemas dentro de sí desaparece.
Pocas personas saben desaparecer ante los cambios, es bueno intentarlo pero más importante es no tomárselos muy en serio. Hay que darle aire a los cambios, tomárselos con calma, con una tapa en una terraza.
La vida se acostumbró a su espiral paranoica y nosotros, como parte de ella inevitablemente a veces giramos, a su mismo ritmo. Si eres rápido y anti-mareos puedes que saltes a tiempo, pero normalmente hay algo que siempre te toca la fibra y hace que tengas que girar, decidir, contradecirte… y lo único que puedes hacer es dar paso adelante tras haber tragado la más seca de las salivas.
Estos movimientos vivientes nos convierten en seres adolescentes e inestables que tienden a cambiar de forma y parecer. Eso de los asentamientos por un largo tiempo en la vida suena a antaño y a descubrimientos arqueológicos, cuando no hay mas que realidades a nuestros pies y a las que hay que hacerles frente, rápido o lento tenemos que reaccionar en dicho momento, y decidir entre si y no, entre ahora y después, blanco o negro, bien y mal…

La vida es ese río que nace de la más escandalosa cascada y al que caemos nosotros en forma de hoja seca, ofreciéndonos en cuerpo y alma a el, hasta que el quiera, hasta que sus curvas nos mantengan, mientras que sus caídas nos sigan dejando con vida… Mientras tantos sufriremos cambios: de humedad, al llorar hasta que nuestras bolsas ojerosas mueran arrugadas en esa despedida a la que estamos atados con una cuerda fina; de grosor y cambios de volúmenes, de aspectos y malestares por no ser esos que fuimos y no tener esa cara que ya no es la que tanta gracia hacia al resto; de intentos fatídicos por ser mejores hojas en este turbulento desarrollo de bullas y aglomeraciones, decisiones a las que tendremos que enfrentarnos y dejar cosas a un lado para continuar…
Hay miles de cambios a lo largo de la vida y la mayoría son cambios que no entendemos, se acaba lo poético y nos damos de lleno contra la realidad que nunca hubiéramos querido probar. Por mucho que prometieras con pactos de sangre o dieras esa mano bien fuerte… las cosas cambian irremediablemente y a veces duele, cuesta trabajo tragar con tanta palabra que en su día fue sincera, no es fácil engullir párrafos pasados que ya perdieron su sentido…

Una de las mejores frases que define a la vida es ese “nunca digas nunca”, nunca se puede afirmar nada con rotundidez porque lo único rotundo que tenemos es eso que ya pasó y de lo que estamos realmente seguros, apostándonos el cuello si es preciso.
Uno de los temas más cambiantes es el amor, pantanoso terreno en el que poder expandirse, tanto hasta perderse y finalmente hundirse. Los sentimientos son su eje central, la escala Ritter de nuestros palpitos y de nuestro nivel emocional. Estos son los culpables de actos y desenfrenos, pero irónicamente los obedecemos como perritos falderos. Necesitamos de estos sentimientos, no por nada, más que nada para todo, sentirnos vivos...

Hace poco alguien me dijo que no podía enfrentarse al amor, al momento álgido en el que podemos dar todo, ante lo que pienso que no es bueno eso de enfrentarse si realmente no quieres. Como consejo: no te enfrentes al amor, deja que venga y se apodere de ti y sus sentidos, y no habrá nada que marque el ritmo de nada impuesto. Nadie te dirá nunca lo que está bien o mal si tú sabes que no haciendo daño a nadie… no te hace daño a ti. Es lo mejor del sentimiento del amor, que no tiene reglas y tú eres quien se las pone, que tú lo manejas y pese a estos cambios en los que te tienes que rectificar… no tendrás que pagar condena por ellos.
El cambio de sentimiento y que tu quedes absuelto es en lo que tenemos que indagar, la libertad profunda de saber que nada estuvo mal ni nada lo estará.
Hay días malos, a veces nos oponemos a ellos, otros somos su único dueño, quien les da vida, quien tiene la dinamita en las manos pero nunca acaba de detonarlos…
Esa es la vida y sus cambios, la que tu quieras que sea, la que tu dejas, de la que te aseguras, la que no te preocupa cuando estas con las manos llenas de masa, cuando estés hasta el cuello no te acuerdes de tus antepasados! Solo moldea estos cambios a tu nueva circunstancia, pégate a la piel su nuevo lema y sin pensar tírale “palante”

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