iNTRO

Este blog no es un diario, paginas a rellenar en lo que hago en mis días.
Nuestra vida no es más que millones de versos ya vividos, aventuras,
historias de idas y venidas, lagrimas y alegrías inesperadas.
Una vez vividos... nos disponemos a recordarlos,
a veces al escribir un texto en un rato,otras veces de por vida.
Aquí encontrarás lo que no buscas,
la historia más simple te hará recapacitar,
la más tonta se te hará familiar, la más mal sonante te aliviará en un mal día...
Nada de lo que se escribe aquí se refiere a mi,
a la vez sus frases soy yo en su totalidad.
Sin dedicaciones al final de cada texto, de cada canción muda,
como yo las llamo, cada uno tiene su sitio,
en las que me incluyo a mi mismo al pasearme por estas historias...
Quien me conoce sabe el por que de esto,
el desahogo de años acumulando documentos en el ordenador
y perdiendo tantas cosas entre formateo y formateo...
No pretendo que le guste a nadie, no pretendo nada perfecto,
solo un rocío de letras que lanzadas al aire hablen de muchos de los que paséis por aquí,
o de aquello que fue y no queremos olvidar...
Por eso seria muy gratificante que al menos una de estas historias te llegue,
la interpretes, la hagas tuya y por que no,
que te emocione (nunca viene mal esto de depurar por muy deprimente que suene...).
Espero que encuentres algo aquí que cuando salgas te haya hecho pensar
en algo que quizás ya habías olvidado,
aquellos versos una vez vividos. Jose Martín.

domingo, 20 de febrero de 2011

El monte de los trocitos



Me muero de celos al ver como las dos vertientes
se unieron en un mismo unísono que grita el mismo no
me muero lleno de espacios y sin saber mover los brazos
nada es lo que fue pensado, nada me va quedando según van llegando los viernes
yo no sé volverme histeria y tu aprendiste a dar volteretas prematuramente

yo sigo alimentando mi ingenio cuando el maligno me dice que empiece a despedirme…
y negándome doy pasos, y engañándome sigo pensando que volverás seguramente…
pero te vas convirtiendo en persona de aglomeraciones y en hueso que roer
ya no eres tan mío como ayer, me quedo con todos estos cobijos a medio estrenar
en los que grabé un mapa y sus rutas para enseñarte como me podías empezar a amar

pero quedaré con las ganas y petrificado volveré a ser sal que amarga cafés
no querrás ni una copa a la que yo invite, no querrás ese tiempo mío en el que apoyarte
te hiciste sonoro solo en altos vuelos frente a mi, yo que soy muy de suelos y silencios
ahora te veo más que pequeño, se me puso agrio el puchero, se cayó ese antifaz negro
y volvió a ser de día, consumiéndolos así sin pensarte, muriendo placidamente en las noches
y volví a ser grande y el mundo a volverse equidistante, yo y mi centro y de el tú lejos…

no es agosto pero ya pienso en el sol y en cambiar de piel
despojarme de tus dedos que caen ahora mismo de mi mente
yendo a parar donde no los quiere nadie, donde nadie se muere si no logras rozarte
a veces las verdades son tan oxidantes que lo mejor es dejarlas caer sobre lo más hiriente
y así gritar de una vez y bien fuerte, la única y ultima vez que abro la boca para mentarte…

entonces logro hacerte trocitos y lanzarte cuando mas velocidad vaya
que el aire te lleve mas allá del arcen, que nunca te me presentes…
que los trocitos de tu cara hayan sido bien pequeños y no quede nada de aquella sonrisa
por la que tanto tiempo estuve triste, que desaparezca esa fotos y su nueva actualidad
que se la trague el sol y su decoloración sea tan rápida que pase desapercibida en pleno monte
cuando tan solo hayan pasado dos días del día que decidió olvidarte para siempre

la cosa es que no me arrepienta y coja freno mano en seco y abra puertas para salir corriendo
el momento despegue siempre es definitivo, no hay marcha atrás para esos trocitos…
ya son libres, tanto como aspiré yo y tanto como el cielo que les regalaron mis manos en el momento de soltarlos…
sabiendo que ya no haría por buscarte, que seria imposible encontrarte
sabiendo todo eso te lancé y lucho con mi ser por dormir esta noche y no soñar
que voy desesperadamente a ese monte…

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