iNTRO

Este blog no es un diario, paginas a rellenar en lo que hago en mis días.
Nuestra vida no es más que millones de versos ya vividos, aventuras,
historias de idas y venidas, lagrimas y alegrías inesperadas.
Una vez vividos... nos disponemos a recordarlos,
a veces al escribir un texto en un rato,otras veces de por vida.
Aquí encontrarás lo que no buscas,
la historia más simple te hará recapacitar,
la más tonta se te hará familiar, la más mal sonante te aliviará en un mal día...
Nada de lo que se escribe aquí se refiere a mi,
a la vez sus frases soy yo en su totalidad.
Sin dedicaciones al final de cada texto, de cada canción muda,
como yo las llamo, cada uno tiene su sitio,
en las que me incluyo a mi mismo al pasearme por estas historias...
Quien me conoce sabe el por que de esto,
el desahogo de años acumulando documentos en el ordenador
y perdiendo tantas cosas entre formateo y formateo...
No pretendo que le guste a nadie, no pretendo nada perfecto,
solo un rocío de letras que lanzadas al aire hablen de muchos de los que paséis por aquí,
o de aquello que fue y no queremos olvidar...
Por eso seria muy gratificante que al menos una de estas historias te llegue,
la interpretes, la hagas tuya y por que no,
que te emocione (nunca viene mal esto de depurar por muy deprimente que suene...).
Espero que encuentres algo aquí que cuando salgas te haya hecho pensar
en algo que quizás ya habías olvidado,
aquellos versos una vez vividos. Jose Martín.

domingo, 29 de julio de 2012

El Jefe


No te tengo miedo, aunque seas el jefe, aunque tengas el dominio de las montañas y sus entre ríos
Por los cuales yo corrí, tú me prestaste, diste libre albedrío, a los que considero también míos…
No te tengo miedo, sé de nuestros momentos, sabes de nuestros diálogos cuerdos
Como atravesamos los nubarrones después de haber estado empeñados en una sola opinión

Ahí es cuando demuestro que te quiero, cuando te abro los ojos y te digo por donde van los tiros
No me gusta cambiarte la visión pero a veces no es la correcta, no siempre es la mejor…

Sabes de mi olor y hasta de mi miedo, porque iba a tenerte entonces miedo?
Sacaste tu lanza de piedra roja afilada y paraste en seco al mundo, a todo aquel que se dispuso a hacerme daño
Yo era pequeño, tanto que solo recuerdo ciertos flashes de desconcierto
Problemas que se iban cuando me dabas el último beso antes de dormirnos
Sé que siempre volvías para asegurarte que seguíamos a salvo…
Yo siempre cerraba los ojos antes de tiempo para que te fueras pronto y descansaras más que yo

Nunca te gustaron mis lagrimas, apenas te las enseñé pero cuando eso… siempre fueron las paredes las que pagaron
Tu pequeño niño mágico se hacia grande y se enfrentaba al mundo solo y comenzaban los daños, de los que yo a veces prefería que tú quedaras intacto
Las direcciones son así, el urbanismo de las montañas también suele llegar
Y empecé a tirarle por distintas carreteras, aparentemente siempre a tu vera
Realmente lejos de tu senda, seguía sin quererte preocupar, llega un momento que son dos las vidas
La tuya ya estaba enlazada a la madre naturaleza, yo debía de encontrar la aventura

Me hicieron temblar, me acorralaron, me dieron sin poder dar respuesta
Me escribieron anónimos que aun siguen en mis bolsillos, llegaron a ti voces lejanas…
Caí y me remataron y tu mientras te tomabas tu café y esa era mi pena, que no te pudieras enterar
Llegué a casa desempolvándome de la última caída y solo tuve para ti sonrisas
Antes de retirarme a las espaldas de la tienda de campaña, donde solo iban a llorar las indias
Que mas daba a estas alturas una lagrima menos que más…

Tu siempre iré a frenar tu dolor, aunque este sea el mío, no quiero que seas receptor
Prefiero mi desaparición y tu olvido repentino, que nunca sepas que estuve a tu alrededor
Pero que nunca vengan a atacarle al Jefe de la manera más gratuita que tenemos
Con el murmullo del río y todas sus palabras a destiempo, esas que dejan desconciertos

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