iNTRO

Este blog no es un diario, paginas a rellenar en lo que hago en mis días.
Nuestra vida no es más que millones de versos ya vividos, aventuras,
historias de idas y venidas, lagrimas y alegrías inesperadas.
Una vez vividos... nos disponemos a recordarlos,
a veces al escribir un texto en un rato,otras veces de por vida.
Aquí encontrarás lo que no buscas,
la historia más simple te hará recapacitar,
la más tonta se te hará familiar, la más mal sonante te aliviará en un mal día...
Nada de lo que se escribe aquí se refiere a mi,
a la vez sus frases soy yo en su totalidad.
Sin dedicaciones al final de cada texto, de cada canción muda,
como yo las llamo, cada uno tiene su sitio,
en las que me incluyo a mi mismo al pasearme por estas historias...
Quien me conoce sabe el por que de esto,
el desahogo de años acumulando documentos en el ordenador
y perdiendo tantas cosas entre formateo y formateo...
No pretendo que le guste a nadie, no pretendo nada perfecto,
solo un rocío de letras que lanzadas al aire hablen de muchos de los que paséis por aquí,
o de aquello que fue y no queremos olvidar...
Por eso seria muy gratificante que al menos una de estas historias te llegue,
la interpretes, la hagas tuya y por que no,
que te emocione (nunca viene mal esto de depurar por muy deprimente que suene...).
Espero que encuentres algo aquí que cuando salgas te haya hecho pensar
en algo que quizás ya habías olvidado,
aquellos versos una vez vividos. Jose Martín.

sábado, 2 de abril de 2011

Ser de hielo



Como se llama eso cuando te faltan manos, cuando después de tantas voces necesitas silencio
Cuando no quieres ser el centro, cuando la presión te convierte en un ser de hielo
Mis impulsos me dejan en evidencia, otra vez no puedo pero lo hago y mi sonrisa es de suelo…
Si, si que suenan campanas, allá en la calle, desde aquí no oigo más que tu timbre repetido
Ese que no tiene compasión con los contrastes y de cero vamos a millón pasando por ningún número

Mi reclusión es voluntaria, necesito ver cielos dentro de este cuarto, necesito que vengan a mí esos pájaros
Que me digan que pronto vendrán los días largos, que me cubran en su aleteo necesario para vuelos en ciertos momentos
Mis mañanas son puntillas; las de mis pies y las del alma, ser de hielo no puede reaccionar si de golpe
Recibe la orden, empieza a odiar esas voces, necesita volver a su lecho de vida, ese que lo congela y lo deja intacto el tiempo necesario
Quiere alejarse de ti, echarte menos en su intento, no sobrepasar el límite que lo volvería desagradecido

Necesito de tapias que me sitúen en otra coordenada, otro espacio dentro de la misma vida
Tu aquí y yo allá, sintiéndonos el respirar, sin vernos las caras, como si en otro lugar…
No quiero que me veas otra vez, al menos por ahora necesito creer que soy libre
Dame dos segundos que me sepan a eternidad, dame correa que pueda a-largarme…

Grita esa televisión casi con tu misma compasión, con la minima, la que creo que no controlas
Ser necesitado que vino de la montaña para un largo tiempo en la cuidad…
Y no puedo resistir, resisto y reviento, el sol me entiende, sabe de apresurarse
Cuando le piden movimiento en una larga tarde de verano en la que la luna se aburre…

Yo intento frenarte en el instinto de hacer de ti “hombre calma”, pero tú me sobrepasas
Acabo rindiéndome por no poder con toda una vida de descalabros y lámparas que se descuelgan
Por tu volumen fueron muchos los pequeños seres que hoy cobran pagas
Y sé de tu aterciopelada mano dura, pero me desquicia que no la sepas utilizar
Aun recuerdo el olor de tu primer regalo, como oro de recuerdo que en mi no doy por muerto
Quédate con el mío último, me salió del alma deshacerme de uno de los pocos que pillé por mis veintitantos

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