Mis ojos te reclaman, a voces, a sabiendas…
Siempre hay algo que se nos interpone y a mi… se me parte el alma
Porque no te conviertes en mi alma y es lo que quisiera
Por muy poco tiempo que me dedicaras, siempre estas sorda…
Y me dejas aquí con este millón de voces interiores que no dejan de murmurar
Que no me acompañan en mis dilemas…
Y yo, que siempre me siento culpable por dejarte sola…
Pero que mas da, viene a ser la misma sinfonía silenciosa la que brota
De nosotros, desconocidos que se dejan llevar por la vagueza de no tener dos minutos para que me dejes expresar el porque de esta cara agria que te repele, pero tú nunca te lo preguntas…
Que me pasa, si me enamoré de alguien al pasar, si esta sonrisa es por algo en especial…
Asi voy, de espacio en espacio, muy despacio, deseando que me pares y me preguntes si me puedes acompañar a la luna de cada planeta…
Soy un pez con alas y tu, esa libélula por la que lucho cada día, a la que intento salvarle la vida cuando cae al agua de cualquier piscina
Cuando veo que la vida se le escapa como el jabón lavavajillas entre sus manos en cada sobremesa...
Siento mucho pensar asi, pero son ya demasiadas las veces las que nos soltamos
Yo te necesito, como ese perro que busca las ubres para dormir calentito una noche ultima
Pero siempre pasas rápida y no te das cuenta que caí boca arriba, quedándome con todas las ganas
De haberte regalado mi caricia, la que te añoró toda una vida, la que yo supongo que necesitas
Pero eres dura, caliza de cantera que va a ser llevada a donde elijan ¿Por qué no alzas la voz?
Por que no me preparas un café, me invitas a un cigarro y nos lo fumamos…
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