Emancipación

La tuya, la mía, tu mente, mi memoria… la selva vs la ciudad
El sinsentido que no me hace gracia ya pasada cierta edad
Me mata tu mente vacía, luego acabo yo por vaciar la mía como solución diluida
Así estamos empate, pero algo me dice que aun pesan más mis rescoldos y con ellos te dejo atrás
Quien me mandaría a mi cogerte del árbol antes de tiempo…

Me corté la lengua con un plástico que no daba para más
Por mi nervio e inapetencia cantada, te alejas, madurarás en fruteros de cristal…
Porque me tocas y provocas moratones que atraen a las moscas más pesadas
Porque yo me estoy pudriendo en tu espera y no, este era el plan
Pasarme de fecha esperando tu chispa, perdiendo el valor individual

Tu mente vacía me hace mirar hacia otro lado, por vergüenza y pena
Nunca estaremos al mismo nivel, como que mido más del uno ochenta
Tú con tanta tontería no me lo llego ni a plantear…
Hasta hace dos días pensaba que te quería, pero ayer fue mi día
Y encima hoy cumplo otro más que sumarle a esta veintena, y nada me cuadra
Destapo el desagüe lateral y que fluya, que se vaya por ahí toda mi memoria
Y con tanta palabra corras tuberías desatacadas, frías y descaradas

Pero mira lo que es la vida, la tuya y la mía
Yo me abandoné despojado y me entregué al suelo, al suelo de una cima
Donde irónicamente, tras dejar de respirar por meses, acabaría germinando, estando ya en mis últimas
en el tallo verde con más esperanzas con el que nunca antes ninguna fruta soñaba aspirar
Ese que aun siendo pequeño está por encima de muchas circunstancias
Ese que no mira por nadie y solo quiere tirar hacia arriba
Con el objetivo de volver a estar donde estaba tras una segunda oportunidad que tú mismo te das

Sin haber pasado una vida esperándote, un día nos topamos, cuando tu tenias hambre y yo estaba ya bien asentado
Y ahí mi compasión, dejándote caer una fruta de mis ramas que calmara tus años de incomprensión
Sin pedirte nada a cambio, solo tu calma y tu reflexión a mis pies, allí muy debajo de mi palpitar
Ya loco y dueño de otros aleteos, el del pájaro que sin pensárselo conmigo se alió durante años
Al que le deje hacer con mi cuerpo lo que quiso, al que cobije, al que salvé de mil lluvias
El que hizo de mí un ser grande, y no por comparación con su tamaño, sino por su delicadeza
Y su tacto al susurrarme cada mañana lo especial que era para su vida